Febrero 9, 2020
El filme de Rupert Goold, Judy, probablemente ayudará a entender a las generaciones nuevas y a otra audiencia ya no tan joven, el por qué en la década de los 50s era tan importante el talento para triunfar. Si bien la industria del show biz ha obligado a quienes participan en ella a cambiar sus tácticas para triunfar, el talento crudo, real y auténtico seguirá siendo siempre el principal activo de toda estrella que se respete.
El filme de Rupert Goold, Judy, probablemente ayudará a entender a las generaciones nuevas y a otra audiencia ya no tan joven, el por qué en la década de los 50s era tan importante el talento para triunfar. Si bien la industria del show biz ha obligado a quienes participan en ella a cambiar sus tácticas para triunfar, el talento crudo, real y auténtico seguirá siendo siempre el principal activo de toda estrella que se respete.
Es por ello que resultan tan asombrosas las biografías al estilo de La Vie en Rose, Judy o Rocketman. Hablando de la película que narra la vida de la protagonista de The Wizard of Oz, el director y el guionista (Tom Edge) captan mucho más de la legendaria estrella de lo que la simple cámara aprecia. El aspecto maternal de la monumental estrella y la manera con la que lidiaba con sus vástagos, nos ayudan a conocer a una persona fracturada en muchos aspectos. Judy Garland no era una mala madre, o una persona desordenada o incluso adicta. Es decir, todos estos vicios no la definían ni la definirán jamás como artista o como ser humano.
Pero si algo de cierto había en ello, Judy Garland (interpretada de manera impecable por Renée Zellweger) era simplemente el resultado de esos momentos jamás superados en su infancia y adolescencia. Resulta plausible y perturbador a la vez, que la película exponga, si bien brevemente, la manera tan desagradable en la que hombres como el poderoso Louis B. Mayer la acosaron sexualmente.
En plena segunda década del siglo XXI, el diálogo debe cambiar. Un filme puede servir como vehículo no solo para alertar, sino también para abrir los ojos de los que aún están dormidos ante tales inaceptables situaciones. Y es por ello, en parte, que Garland jamás se sintió del todo adecuada. Lo peor de todo es que sus peores recuerdos tenían como protagonista a la persona más cercana a su vida.
El peor verdugo de la cantante, actriz y bailarina, no fue otra más que su madre. Ante tal devastador escenario, poco puede hacerse en plena niñez y adolescencia, al menos de manera consciente. Y mientras la mencionada “Rocketman” aborda la manera valiente y decidida en la que Elton John decide ponerse en primer lugar, incluso encima de la autora de sus días, Judy por su parte solo muestra que la multitalentosa estrella siempre vivió con ese dolor sin jamás superarlo.
Judy, el icono gay
Como entretenimiento, la biografía de Garland es genial. La música y el drama se mezclan en un festín de grandes actuaciones, que muestran momentos íntimos y reales, como su acercamiento al público gay. Ese momento que vive con 2 de sus grandes fans ofrece un vistazo a la manera en la que las leyes sobre homosexualidad han cambiado a nivel mundial y por qué es tan importante que esta comunidad continúe reclamando los derechos que les corresponden. En tal secuencia, Judy (Zellweger) se convierte también en la figura protectora de ambos caballeros y el resultado es perfecto y encantador.
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Judy Garland (Renée Zellweger en la imagen) es uno de los más grandes iconos gay de la historia. |
Judy Garland y sus luchas contra sus demonios: una historia con un final feliz
No, el título de arriba no está equivocado, pero iremos a ello luego.
Judy nos regala mucha de la música y voz que convirtió en leyenda a Frances Ethel Gumm, su nombre real. Parte de estos momentos se convierten en absoluta tristeza: la película requería honestidad y por lo tanto, era imposible obviar la decadencia de la artista y la brutal reacción del público en sus peores momentos en el escenario, cuando ni siquiera recordaba bien en dónde se encontraba parada.
Aun así, la secuencia final, con Over The Rainbow como tema obligado para tal, nos deja con el mejor sabor de boca. Es redundante decir que Judy vive por siempre, pero también es real. Y es por ello que hablamos de un final feliz, porque, a pesar de toda la tragedia, soledad y tristeza que una de las artistas más completas que hayan existido experimentó, su espíritu, su música y la admiración de sus fans adornan ahora su leyenda.
Judy es un filme elegante, triste y bello. Los múltiples premios reconocen el talento de Renée Zellweger, pero esto ya no sorprende a nadie: títulos como The Whole Wide World, Cold Mountain o Chicago ya han demostrado de qué está hecha y por qué sus fans la aman tanto.
Es momento de agradecerle entonces por eternizar a Frances Ethel Gumm en la pantalla grande, y por encarnar a la madre, artista, esposa y soñadora, como nadie lo ha hecho antes.
Judy, 2019
Distribuida por LD Entertainment y 20th Century Fox
Dirigida por Rupert Goold,
Producida por David Livingstone,
Guión de Tom Edge,
Elenco: Reneé Zellweger, Finn Wittrock, Rufus Sewell, Michael Gambon
Música: Gabriel Yared
Fotografía: Ole Bratt Birkeland
Distribuida por LD Entertainment y 20th Century Fox
Dirigida por Rupert Goold,
Producida por David Livingstone,
Guión de Tom Edge,
Elenco: Reneé Zellweger, Finn Wittrock, Rufus Sewell, Michael Gambon
Música: Gabriel Yared
Fotografía: Ole Bratt Birkeland