Estrenada en 1997, Por si no te Vuelvo a Ver, dirigida por Juan Pablo Villaseñor, es una muestra magnífica de buen cine mexicano contemporáneo que vale la pena disfrutar y ver más de tres veces.
El filme ganador del premio Ariel como la Mejor Película, cuenta la historia de un grupo de señores de la tercera edad viviendo en un asilo de rígidas y estrictas reglas. La banda sonora compuesta por grandes temas mexicanos de la época de oro es protagonista por sí sola y sirve de pretexto para conocer la historia de Bruno (Jorge Galván), un caballero que sufre la pérdida de Rosita (Blanca Torres), su amor platónico de cabello gris y gran corazón.
Al fallecer ella, Bruno emprende una aventura para entregar las cenizas de su compañera y amiga a su sobrina Margarita (Leticia Huijara). Con este objetivo en mente él y cuatro amigos más, Poncho (Ignacio Retes), Óscar (Justo Martínez), Fabián (Rodolfo Velez) y Gonzalo (Max Kerlow) se convierten en prófugos del asilo y de paso inician una sorpresiva carrera como músicos y cantantes.
La película es un homenaje al México que ya se fue, una frase trillada que duele sea tan real en pleno siglo XXI. Aunque está ambientada a finales de la década de los 90s, el elenco de lujo es suficiente para revivir las cosas que la mayoría de los habitantes del país azteca extrañan hoy en día, mientras que para otros son elementos desconocidos: la comida tranquila en compañía de los amigos, la canción bohemia y romántica, la música como parte importante de la cultura popular y sobre todo la camaradería y amistad sin condición de tiempo ni edad.
Al fallecer ella, Bruno emprende una aventura para entregar las cenizas de su compañera y amiga a su sobrina Margarita (Leticia Huijara). Con este objetivo en mente él y cuatro amigos más, Poncho (Ignacio Retes), Óscar (Justo Martínez), Fabián (Rodolfo Velez) y Gonzalo (Max Kerlow) se convierten en prófugos del asilo y de paso inician una sorpresiva carrera como músicos y cantantes.
La película es un homenaje al México que ya se fue, una frase trillada que duele sea tan real en pleno siglo XXI. Aunque está ambientada a finales de la década de los 90s, el elenco de lujo es suficiente para revivir las cosas que la mayoría de los habitantes del país azteca extrañan hoy en día, mientras que para otros son elementos desconocidos: la comida tranquila en compañía de los amigos, la canción bohemia y romántica, la música como parte importante de la cultura popular y sobre todo la camaradería y amistad sin condición de tiempo ni edad.
El romance ocasional puede ser parte también de este escenario y es representado en este filme por la relación intergeneracional entre Bruno y Margarita, quien labora como bailarina y fichera de un cabaret algo sórdido. La dirección de Juan Pablo Villaseñor desgrana la historia de forma amena y suave, sin caer en exageraciones y sin abusar de los recursos tan usados en el cine mexicano moderno: desnudos innecesarios, lenguaje vulgar o hiperviolencia.
Los cinco ancianos se ven inmiscuidos en un asunto de drogas debido al abuso del jefe de Margarita, quien pretende usarlos como mulas. Pero ellos se adelantan y con la ayuda de ella les tienden una trampa a los mafiosos personajes. Margarita vende la droga y les envía una buena parte a ellos, quienes a su vez son regresados a su morada en medio de un gran escándalo. Posteriormente escapan de nuevo y visitan a Óscar, quien quedó herido luego de enfrentarse con los dueños del cabaret, o mejor dicho, los vulgares narco traficantes quienes son capturados por la policía.
El sueño de Margarita es visitar Australia y gracias a este inusitado y peligroso movimiento comercial, consigue viajar hasta allá sólo para decepcionarse al ser rechazada por su galán de habla inglesa, el príncipe azul de su castillo de naipes.
Pero al regresar ella, el final feliz está garantizado y tiene como escenario a la ciudad de Tijuana, la última morada de Rosita: todos están juntos de nuevo y retoman su carrera musical en el antiguo cabaret, pero ahora con nuevas vocalistas: la misma Margarita y Silvia (Zaidé Gutiérrez), la enfermera amigable, atractiva y simpática que se convierte en cómplice de los aguerridos señores, una vez que comprueba las injusticias a las que son sometidos por parte de la directora del asilo (Ana Bertha Espín) y el Dr. Eduardo Bolaños (José Carlos Rodríguez).
El ambiente de cabaret no invita a la tristeza en Por si no te Vuelvo a Ver. Vamos, no se trata de una producción al estilo de Epigmenio Ibarra (gran director) exhibiendo miseria y dramas desafortunadamente muy reales, como él acostumbra. Por el contrario, las secuencias musicales y las escenas de baile con exóticas mujeres incluidas son sólo el rostro de la más pura diversión. Es ese ambiente de bar con cigarro y copa en la mano en la que se ahogan las penas o se departe con los amigos, en medio de risas y con la expectativa de conocer a alguien especial con quien pasar la madrugada… o tal vez tu vida entera. La noche siempre tiene sorpresas y éstas pueden ser muy agradables.
Pero al regresar ella, el final feliz está garantizado y tiene como escenario a la ciudad de Tijuana, la última morada de Rosita: todos están juntos de nuevo y retoman su carrera musical en el antiguo cabaret, pero ahora con nuevas vocalistas: la misma Margarita y Silvia (Zaidé Gutiérrez), la enfermera amigable, atractiva y simpática que se convierte en cómplice de los aguerridos señores, una vez que comprueba las injusticias a las que son sometidos por parte de la directora del asilo (Ana Bertha Espín) y el Dr. Eduardo Bolaños (José Carlos Rodríguez).
El ambiente de cabaret no invita a la tristeza en Por si no te Vuelvo a Ver. Vamos, no se trata de una producción al estilo de Epigmenio Ibarra (gran director) exhibiendo miseria y dramas desafortunadamente muy reales, como él acostumbra. Por el contrario, las secuencias musicales y las escenas de baile con exóticas mujeres incluidas son sólo el rostro de la más pura diversión. Es ese ambiente de bar con cigarro y copa en la mano en la que se ahogan las penas o se departe con los amigos, en medio de risas y con la expectativa de conocer a alguien especial con quien pasar la madrugada… o tal vez tu vida entera. La noche siempre tiene sorpresas y éstas pueden ser muy agradables.
Además de las entrañables Frenesí y Negra Consentida del maestro Joaquín Pardavé, la canción Hilos De Plata cobra vida de nuevo en las hermosas voces de Leticia Huijara y Zaidé Gutiérrez. La escena final no puede ser más adecuada y nos deja soñando con la parte más perfecta de México. Este país necesita más parejas que bailen bien abrazados al ritmo de estas canciones. Esto es lo que la mayoría queremos, no secuestros, violencia, inseguridad, promesas políticas rotas e injusticias. ¿Podemos soñar con ello mientras escuchamos esta perfecta banda sonora?
Por Si No Te Vuelvo a Ver es también un tributo a las personas a las que les debemos nuestra vida y enseñanzas: aquellos que ya vieron pasar más de setenta calendarios ante sus ojos, pero aún nos siguen regalando su presencia y cariño mientras escuchamos las mil y un anécdotas de ese país mágico que los vio crecer entre juegos, bailes y boleros románticos.
No podemos cerrar esta reseña sin mencionar a la gran Angelina Peláez (Diana), quien en algo nos recuerda a esa amiga, novia o tal vez hermana siempre en busca de afecto y con la ilusión de compartir algo más que una comida ocasional con esa persona especial. La que voltea a San Antonio con fervor y espera el día de ese milagro. Finalmente ella encuentra ese cariño en Óscar. Así que es necesario ser persistente y siempre dar lo mejor en el presente instante.
Por si no te Vuelvo a Ver toma prestado su título del emblemático tema de María Grever. Pero esta película te invita a que la veas una y otra vez y te recrees con la nostalgia y el calor que brinda.
Abril 30, 2015
Por si no te Vuelvo a Ver
México, 1997
CCC, Imcine, Estudios Churubusco Azteca
Escrita y dirigida por Juan Pablo Villaseñor
Actuaciones de: Jorge Galván, Leticia Huijara, Ignacio Retes, Justo Martínez, Max Kerlow, Zaidé Gutiérrez, Rodolfo Vélez, Ana Bertha Espín, José Carlos Rodríguez, Angelina Peláez, Blanca Torres, Alfredo Alonso
Esta reseña está dedicada a mi madre María Elena, quien me enseñó a amar y apreciar el buen cine y música de mi país, México.